¡Vuelvo a estar disponible, chicos! Hoy os voy a contar qué tal ha ido éste fin de semana: Granada, videojuegos, y gente agradable. Los tres componentes que me encantan para pasar un día brutal donde los haya.
Son las 9:45 y el despertador suena. Toca levantarse para ir a casa de cierta personita y coger el coche. Cosa que no haremos hasta casi las 12. Todo listo, cámara en mano y disposición más o menos preparada. El corazón se acelera un poco: la emoción de ver cómo va a ser todo estaba ahí, latente.
El viaje a Granada resulta ser ligero, a diferencia de muchos que he hecho a otros eventos como salones del manga, a pesar de tener unas ganas atroces de llegar. Al entrar a la ciudad, me da por descargar el hype tratando de imitar a Anduin Wrynn con su: «¡La Luz te consumirá!» a todo niño rata que vemos por allí. Pero no hubo ninguno, al menos, mientras estaba en el coche.
Aparcamos un poco retirados del Palacio de Congresos, pero eso no nos frenaba. Al subir las escaleras vimos la entrada por fin. En ella a primera vista pude distinguir a las dos personas que esperábamos encontrar: Danna y Chris.
Aunque fuese la primera vez que les veíamos la confianza se hizo palpable en cuestión de minutos.
Acompañamos a ambos al torneo de Hearthstone, al que Chris se había apuntado. Por desgracia, Garrosh está demasiado OP. Qué asco de armadura.
Mientras se libraba el torneo tuve la oportunidad de ver a Tsuzuku y a Chiaki y Miyuki. Además de conocer al gran emperador. Me alegró bastante verles por allí. Miyu estaba especialmente espectacular con su cosplay de Link.
Conforme estaba todo Granada Gaming no era más que la composición de un salón: stands por un lado, muestras y escenario por otro, y entre ellos una zona de free-play. Y el bombazo: el Oculus Rift. Un dispositivo de última generación que hace que estés dentro del juego. Simple y llanamente.
Luego llegó el turno de retar a Paco y a Rose a Soul Calibur V como desafío personal. Sigo igual de manco con Ezio, así que os podéis imaginar cómo terminé de mal.
Después de estar andando durante horas mirando stands, videojuegos y demás (Palutena en Super Smash Bros. Wii es genial, j***r), nos fuimos a comer todos juntos. Danna había tenido la amabilidad de prepararnos yakisoba casero y nos dio mochis de azuki. No voy a escribir mucho más sobre ésto porque termino salivando un montón. Luego, Rose y yo fuimos a comprar onigiris y gyoza en Mama Curry, que tenían un stand allí preparado para nuestro disfrute y diversión. Allí pude volver a ver a Laura, que hacía mil que no la veía. Nuestra pelirroja ya no es pelirroja pero la queremos igual.
Poco más hubo por hacer: tras terminar de comer (y de coger algún que otro Rockstar para beber. Total, los regalaban literalmente) y acabar como una moto con los nervios llegó el gran momento: el torneo de League of Legends en el auditorio.
Los cinco nos sentamos juntos a comentar las partidas y a gritar como locos mientras los personajes se daban de leches en la Grieta del Invocador.
Aunque lo peor de todo fue que en uno de los equipos, la única chica integrante de uno de ellos se dedicaba a mirar en la pantalla para localizar y pasarse la niebla de guerra por el forro al equipo contrario, cosa que hizo que les vieran en la zona de Baron Nashor y lograran llegar al quadra kill. No sé los demás, pero yo les grité muchísimo recriminando esa falta de deportividad y por un momento parecía que servía: todo el auditorio murmuraba sobre lo sucedido. Lo bueno es que perdieron. Lo siento si me leeis alguno, pero no os merecíais ganar por eso.
Los jugadores estrella fueron Gnar de la primera partida, de Slide Gaming, el cual humilló a Aatrox de Siervos de MOU, aprovechandose de sus múltiples errores y el Ezreal mid de Le CalceTeam. Mis preferidos sin dudarlo.
Desgraciadamente tuvimos que irnos antes de tiempo. Rose y su hermano tuvieron que irse antes, quedándome con Danna (que se había ido al baño un segundo) y con Chris, comentando varias jugadas más (entre ellas la de una Shyvana y un gankeo a traición en el blue del equipo azul). Pude despedirme de él y fui en busca de Danna para despedirme de ella como se merecía.
Una vez en el coche dimos vueltas como locos en busca de unas botas y un McDonalds para cenar (pero vueltas y vueltas) y el regreso a Jaén fue inminente.
Espero de corazón que CrossOver vuelva a organizar algo de éste calibre dentro de poco (con cuidado de aumentar la seguridad en futuros torneos de LoL para evitar despropósitos así) porque un servidor se fue contentísimo, tal y como vino. Chapeau.
P.D.: Cuando pueda, colgaré las fotos que hice.